Para
desarrollar y consolidar el mercado ecológico
peruano, con mejores condiciones para productores ecológicos
y consumidores, a partir de la organización de
una pequeña feria periódica como estrategia
de encuentro masivo entre pequeños productores
ecológicos y consumidores, surgió en noviembre
de 1998 Eco-Lógica Perú. Su objetivo principal
es coordinar y promover la producción, comercialización
y consumo de productos ecológicos garantizados
y certificados en el ámbito nacional.
El Grupo está integrado por 10 miembros, de los
cuales tres representan a asociaciones de pequeños
productores, cuatro son productores individuales y tres
son reconocidas ONGs, ligadas a la difusión y
fortalecimiento de la agricultura ecológica (Centro
IDEAS, IDMA e Instituto Huayuná). El respaldo
institucional de estas ONGs y su acompañamiento
técnico garantiza la práctica de la propuesta
agroecológica y por ende, la calidad de los productos.
A dos años de operaciones, Eco-Lógica
Perú se ha consolidado como organización
de promoción del mercado ecológico. Tiene
registrada la marca de servicio Grupo Eco-Lógica
Perú, que permite identificar visualmente
aquellos productos con la garantía y certificación
de producto ecológico. La BioFeria,
en convenio con el municipio de Miraflores, distrito
de la ciudad de Lima se realiza cada primer y tercer
sábado del mes desde hace casi un año.
Esto le ha permitido promocionar los beneficios de los
productos ecológicos a través de los medios
de comunicación del país.
Sin embargo, aún quedan acciones por afrontar,
como consolidar la marca de servicio como certificación
de producto ecológico, convertir la BioFeria
en un evento semanal, ampliar el mercado de modo que
permita el establecimiento de BioTiendas y otros servicios,
a través de la mayor difusión y de actividades
educativas. |
La feria ecológica avanza en las ciudades
(feria en el distrito de Miraflores Lima)
Foto: Teresa Gianella
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El 51,3% del espacio de la BioFeria es ocupado por
productores del campo, 12,8% por transformadores de
insumos ecológicos y 35,9% por grupos promotores
de la agricultura ecológica, el cuidado del
medio ambiente, el cuidado de la salud y el agroecoturismo.
La BioFeria viene involucrando a más de 200
productores ecológicos certificados de todo
el Perú. Resulta interesante resaltar el alto
número de participantes femeninas en la BioFeria:
59%, de las que el 28,2% está constituido por
las que conducen el manejo de sus terrenos o el procesamiento
de alimentos, como también por las que son
responsables de alguna labor de promoción.
La oferta está normalizada por un Reglamento de
BioFeria y una Ficha de Oferta, que permite conocer
con anticipación los cultivos y las variedades
manejadas por cada productor, sus volúmenes
y las fechas de cosecha; información que sistematizada
resulta en un instrumento muy útil para la
planificación y para la comercialización.
Esta labor se verá completada con el levantamiento
de oferta ecológica que se viene realizando
gracias al proyecto «Investigación de
mercado de productos ecológicos».
Bajo el lema de Consuma productos ecológicos
certificados, por la salud de nuestras familias y
nuestro planeta, la BioFeria, además
de generar un espacio de acercamiento e información
mutua entre consumidores, productores y promotores,
permite difundir la propuesta agro ecológica y medio ambiental, promoviendo el consumo de productos
ecológicos certificados.
A casi un año de haberse establecido la BioFeria
se cuenta con una oferta de 300 productos: hortalizas,
frutas, tubérculos, hierbas medicinales y aromáticas,
granos y menestras, plantas ornamentales, además
de productos procesados, e insumos para la horticultura
ecológica. El 80% de los productores de campo
que participan en la feria, cuentan ya con certificación
ecológica, el grupo restante tiene garantía
institucional y el compromiso de incorporarse a corto
plazo en una programa de certificación. Estos
logros han suscitado el interés de organizaciones
del interior del país para replicar la experiencia,
así como la invitación de organizaciones
nacionales e internacionales, como IFOAM y SEAE de
España para exponer la experiencia en próximos
eventos.
Cocina colombiana, ¿más rica que la peruana?
Juan Santa Cruz
Dic 02 de 2011
Carlos Pabón, creador de la academia Verde Oliva, trabaja por mantener la gastronomía colombiana en Villa de Leyva, un destino turístico en donde prima la cocina internacional.
Hay una idea que anima a muchos gastrónomos colombianos desde hace tiempo, y esto es que la cocina colombiana reclame un lugar propio en el plano internacional, que se vuelva tendencia, que lleve los pucheros, los ajiacos y los tamales al primer mundo de la buena mesa y obtenga, claro está, la denominación de origen: colombiano.
“Llévame a comer colombiano”, le dirá una chica danesa a su novio. ¿Posible? Ojalá sea así y muy pronto. Lo cierto es que la referencia a otras gastronomías, como la mexicana, tan difundida y desde hace tanto, o la peruana, con su rampante ascenso y su exitoso presente, nos hacen mirar de soslayo y con ganas. Hay que decirlo.Y también se debe saber que Colombia tiene con qué, por la diversidad de sus ingredientes y la riqueza gastronómica y cultural de cada una de sus regiones.
Así lo entiende Carlos Pabón, mentor de la academia Verde Oliva, quien inició su idea en 2001, creando una escuela en la que se enseña, se investiga y se difunde la cocina de nuestro país. Y a la hora de crecer con ese trabajo, prefirió no convertir su marca en una franquicia que podría haberse expandido fácilmente, sino que optó por abrir y ponerse al frente de una nueva academia en Villa de Leyva, y de un restaurante de comida colombiana, Mi cocina, también en la bella y turística población boyacense.
A la hora de hablar de la cocina nuestra, Pabón cree en que hay que ser objetivo. “Desde los 5 años siempre le ayudé en la cocina a mi mamá, que es una gran cocinera, y para todos la comida de la mamá es lo mejor que hay, pero uno puede analizar que puede haber un plato mejor que el de la mamá. Eso lo lleva a uno, como cocinero, a ver el valor de las preparaciones de todas las personas. Por ejemplo, cada cocinero tiene su receta de ajiaco. La objetividad tiene que llevarte a ver qué puedes tomar de la receta de otro y adaptarlo a la tuya”.
Parece un consejo complejo en la cocina, precisamente un ámbito en el que tan bien florecen las vanidades, un tema que lleva a hablar de la escasa integración entre las tradiciones culinarias de las regiones de Colombia o la idea de que prevalezca una región sobre la otra. Pero Pabón cree que es la diversidad donde está la clave.
“Colombia es un país de regiones culturales, geográficas, climáticas, completamente distintas. Las cocinas regionales son diferentes por los ingredientes de cada región y por las influencias raciales y culturales de cada una, y todas son válidas. El sancocho de gallina boyacense tiene arracacha y el santandereano tiene yuca, entonces no es que no tenga identidad la cocina colombiana, lo que pasa es que tiene identidades regionales, que se pueden sumar pero no integrar. No podemos hablar de un plato nacional”, afirma.
Durante los últimos años, Villa de Leyva reconoce una renovación en su propuesta gastronómica, mayoritariamente enfocada a la cocina internacional, pero Pabón decidió plantar bandera allí porque cree en lo que viene. “La cocina colombiana es mucho más rica que la peruana –afirma- y esto lo han dicho personas como Anthony Bourdain, quien ve en Colombia uno de los destinos gastronómicos del futuro, incluyendo todos los ingredientes que tenemos, especialmente en la Amazonía”.
Para Pabón, el condimento que falta es que tengamos sentido de pertenencia hacia nuestra gastronomía; señala que a los niños y jóvenes no se les enseña a comer los platos regionales y que eso nos ha llevado a perder algo de esa identidad que él intenta recuperar desde los grupos de investigación de su academia, donde el setenta u ochenta por ciento de los proyectos de grado que presentan los alumnos están elaborados alrededor de la comida colombiana.
Para el final, Pabón da una noticia que resulta alentadora: el Ministerio de Cultura está trabajando para incluir la gastronomía de las diferentes regiones del país dentro del patrimonio cultural inmaterial. “Se están viendo los resultados de mucha gente que viene trabajando con cocina colombiana desde hace mucho. Se está redactando un documento Conpes que generará recursos para la investigación, el desarrollo y la proyección de nuestra cocina”.
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